Capitulo 20
-Esto hace el juego más interesante.- Dijo y me besó apasionadamente, dulce pero a la vez salvaje, con ansias y amor, sensual y tierno, sincero y traidor, mágico y sexy. Sus labios encajaban como una pieza perfectamente, yo me dejé llevar, a pesar de todo, me gustaba jugar con fuego.
Su amiguito se acababa de despertar, lo notaba perfectamente.
-Así que quieres jugar ¿eh?-le pregunté entre sus labios. Intentando poder escapar de sus garras. Decidí jugar un poco, pero no exactamente el juego que él quería, lo iba a hacer sufrir.
-Así es.-dijo bajando sus manos hacia mi parte trasera. Aproveché que había dejado mis manos libres para así poder llevarlas hasta su pelo, haciendo movimientos sensuales mientras me besaba de una manera ilegal.
Me elevó hasta sus brazos, mis piernas rodeaban su cintura, él aún seguía agarrado de mi parte trasera, al parecer, le había gustado. Me apoyó en la puerta, aún en sus brazos y poco a poco bajó hacia mi cuello besándolo sensualmente. Yo sonreí, una gran idea se me vino a la mente, le mordí la oreja de la forma más excitante posible, él gimió y yo reí. Le di un pequeño empujoncito hasta llegar a la puerta, me bajé de sus brazos como pude, sin levantar sospechas y le cerré la puerta en las narices, dejándolo con ganas de más.
-Pero..pero...-dijo él, con una voz algo ''rara'' por así llamarla.- yo me limitaba a reír.
-Si quieres jugar, corre con tu hermana pequeña, creo que ella te puede hacer sentir mejor- dije gritando detrás de la puerta.
-Esto no se hace, te las voy a pagar.-dijo riendo detrás de la puerta.- Te ha gustado, reconócelo.
-Sí, tienes razón, me ha encantado.-dije riendo aún más mientras caminaba hacia el armario y miraba que ponerme, decidí ponerme unos pantalones blancos cortitos y un jersey de color salmón junto a unas sandalias de este mismo color.
-Venga princesa, dejame entrar, no aré nada, lo prometo.-dijo riendo dando golpes en la puerta mientras reía.
-No pienso volver a dejarte entrar hasta que tu amiguito vuelva a su posición.-dije mientras me ponía la ropa.
-Por cierto, me encanta tu ropa interior.
-¿Ah si?-dije gritando mientras entraba en el cuarto de baño, cepillándome de nuevo el pelo, ya que lo tenía alborotado.
-Sí, y también me encantan tus labios.-dijo gritando desde fuera de la habitación.
-¡JUSTIN! ¡NO LO INTENTES, NO TE VOY A DEJAR ENTRAR!-dije mientras me repasaba la raya del ojo y reía aún más fuerte.
-¡Tu lo has querido princesa!- Dijo mientras reía.
-¡Sí, yo también te quiero!- dije caminando hacia la puerta de mi habitación, mientras no paraba de reír.
Por fin se había callado, así que decidí abrir la puerta, ¿dónde estaba Justin? Miré hacia todos lados, ni rastro de él.
-¡JUUUUUUUSTIN! No me hace gracia, me voy a ir.-dije riendo. Di un pequeño paso hacia delante, mirando hacia todas las direcciones, caminé sigilosamente para que no se diera cuenta, entré en todas las habitaciones de la planta alta, ¿dónde se había metido? Decidí bajar, y justo antes de apoyar el pie en el suelo para bajar el segundo escalón noté como me cogió de la cintura. Sonreí y cerré los ojos.
-Ahora no te vas a escapar, eres mía-dijo susurrándome al oído.
Su amiguito se acababa de despertar, lo notaba perfectamente.
-Así que quieres jugar ¿eh?-le pregunté entre sus labios. Intentando poder escapar de sus garras. Decidí jugar un poco, pero no exactamente el juego que él quería, lo iba a hacer sufrir.
-Así es.-dijo bajando sus manos hacia mi parte trasera. Aproveché que había dejado mis manos libres para así poder llevarlas hasta su pelo, haciendo movimientos sensuales mientras me besaba de una manera ilegal.
Me elevó hasta sus brazos, mis piernas rodeaban su cintura, él aún seguía agarrado de mi parte trasera, al parecer, le había gustado. Me apoyó en la puerta, aún en sus brazos y poco a poco bajó hacia mi cuello besándolo sensualmente. Yo sonreí, una gran idea se me vino a la mente, le mordí la oreja de la forma más excitante posible, él gimió y yo reí. Le di un pequeño empujoncito hasta llegar a la puerta, me bajé de sus brazos como pude, sin levantar sospechas y le cerré la puerta en las narices, dejándolo con ganas de más.
-Pero..pero...-dijo él, con una voz algo ''rara'' por así llamarla.- yo me limitaba a reír.
-Si quieres jugar, corre con tu hermana pequeña, creo que ella te puede hacer sentir mejor- dije gritando detrás de la puerta.
-Esto no se hace, te las voy a pagar.-dijo riendo detrás de la puerta.- Te ha gustado, reconócelo.
-Sí, tienes razón, me ha encantado.-dije riendo aún más mientras caminaba hacia el armario y miraba que ponerme, decidí ponerme unos pantalones blancos cortitos y un jersey de color salmón junto a unas sandalias de este mismo color.
-Venga princesa, dejame entrar, no aré nada, lo prometo.-dijo riendo dando golpes en la puerta mientras reía.
-No pienso volver a dejarte entrar hasta que tu amiguito vuelva a su posición.-dije mientras me ponía la ropa.
-Por cierto, me encanta tu ropa interior.
-¿Ah si?-dije gritando mientras entraba en el cuarto de baño, cepillándome de nuevo el pelo, ya que lo tenía alborotado.
-Sí, y también me encantan tus labios.-dijo gritando desde fuera de la habitación.
-¡JUSTIN! ¡NO LO INTENTES, NO TE VOY A DEJAR ENTRAR!-dije mientras me repasaba la raya del ojo y reía aún más fuerte.
-¡Tu lo has querido princesa!- Dijo mientras reía.
-¡Sí, yo también te quiero!- dije caminando hacia la puerta de mi habitación, mientras no paraba de reír.
Por fin se había callado, así que decidí abrir la puerta, ¿dónde estaba Justin? Miré hacia todos lados, ni rastro de él.
-¡JUUUUUUUSTIN! No me hace gracia, me voy a ir.-dije riendo. Di un pequeño paso hacia delante, mirando hacia todas las direcciones, caminé sigilosamente para que no se diera cuenta, entré en todas las habitaciones de la planta alta, ¿dónde se había metido? Decidí bajar, y justo antes de apoyar el pie en el suelo para bajar el segundo escalón noté como me cogió de la cintura. Sonreí y cerré los ojos.
-Ahora no te vas a escapar, eres mía-dijo susurrándome al oído.
_________FLASHBACK___________
-¿Lo sientes?-dijo mientras situaba mi mano justo en el corazón, que latía fuertemente.
Afirmé con la cabeza, con los ojos cerrados.
-Tengo sentimientos, tengo corazón, tengo sangre, no soy un muñeco al que todo el mundo puede manejar, las cosas me duelen, nunca latió así, ¿me puedes explicar por qué ahora si? Te puedo asegurar que no eres una más, no me recorro toda la ciudad en busca de una chica, tampoco pondría en riesgo mi carrera porque nos han hecho una foto por una chica cualquiera, NO, -dijo mirándome a los ojos- No eres cualquiera.
___________FIN DEL FLASHBACK_____
-¿Lo sientes?-dijo mientras situaba mi mano justo en el corazón, que latía fuertemente.
Afirmé con la cabeza, con los ojos cerrados.
-Tengo sentimientos, tengo corazón, tengo sangre, no soy un muñeco al que todo el mundo puede manejar, las cosas me duelen, nunca latió así, ¿me puedes explicar por qué ahora si? Te puedo asegurar que no eres una más, no me recorro toda la ciudad en busca de una chica, tampoco pondría en riesgo mi carrera porque nos han hecho una foto por una chica cualquiera, NO, -dijo mirándome a los ojos- No eres cualquiera.
___________FIN DEL FLASHBACK_____
Volví a sonreír aún más, en este momento podría decir que soy feliz, nunca he sentido esto, nunca he tenido una persona que supiera picarme, nunca he sabido lo que significa sonreír con razones, alguien que incluso cuando no tengas ganas ni de salir con una sola llamada haga que tengas ganas de comerte el mundo, alguien que te haga princesa de su cuento, alguien que te diga que estás preciosa aun así cuando no lo estés, alguien que te abrace por detrás y te susurre:
-Te amo princesa.-me volvió a susurrar en el oído.
A esto me refiero, me refiero a alguien que te haga sentir miles de mariposas en el estómago, alguien que te siga cuando empiezas a correr, alguien que te alegre los días más amargos, hablo de que vea tus errores y sepa aceptarlos.
-Te amo princesa.-me volvió a susurrar en el oído.
A esto me refiero, me refiero a alguien que te haga sentir miles de mariposas en el estómago, alguien que te siga cuando empiezas a correr, alguien que te alegre los días más amargos, hablo de que vea tus errores y sepa aceptarlos.
-¿No hablas?- volvió a decir.
-¿Sabes? A veces pienso que esto no es real, a veces pienso que algún día todo esto acabará, que volveré a hacerme daño, Justin, ¿estoy soñando verdad?-dije dando una pequeña vuelta, mirándole a los ojos.
Él puso sus manos en mis mejillas y se fue acercando poco a poco a mi, dando paso a un beso precioso, un beso de verdad, un beso que es capaz de hacer mirar la realidad con otros ojos, un beso que hace que me eleve al cielo y vuele con los ojos cerrados, un beso que hace que hable sin voz, que oiga sin oídos, un beso que hace que ame con solo un corazón.
-¿Sigues soñando?- dijo mirando a mis ojos.
-Espero seguir soñando por muchos años.-dije sonriendo, dándole un pequeño besito en los labios. Él sonrió. Cogí su mano y tiré de ella bajando de las escaleras. Justo debajo de las escaleras, se encontraba una puertecita que daba a un pequeño jardín al que mamá le tenía mucho cariño, había un pequeño cuadrado cubierto de césped, le hice una señal a Justin para que se tumbara en él, yo hice lo mismo. Durante unos minutos mirábamos el cielo, sin descanso, mirando cada rayo de luz que desprendía el sol.
-¿Sabes princesa?- yo solo le miré y sonreí asintiendo.
-Este sitio me recuerda cuando era pequeño, me recuerda a mi antigua casa, la casa en la que ocurrieron millones de cosas, la casa donde aprendí a luchar, la casa donde aprendí a contar, donde aprendí a levantarme, donde aprendí a no perder el equilibrio. -dijo suspirando, algo de dolor se reflejaba en sus ojos.
-¿Echas de menos todo aquello verdad?-
-Sí, no sabes cuanto, pero ¿sabes? No podría vivir sin ellas, sin mis fans, porque ellas son parte de mi día a día, son parte de mi vida, son las que hacen que luche aún más, son ellas, son increíbles.
-Son las mejores personas del mundo, deben estar muy orgullosa de tí.
-En cambio.. me gustaría por unas horas volver a ser yo, volver a ser..-no lo dejé terminar, respondí yo.
-Volver a ser Kidrauhl.-dije yo, perdida en el cielo, él me miró , sus ojos desprendían muchísimo brillo, un brillo especial, el único brillo que podía hacer que me sintiera realmente bien, el único brillo que podía hacer que sonría.
-¿Sabes? A veces pienso que esto no es real, a veces pienso que algún día todo esto acabará, que volveré a hacerme daño, Justin, ¿estoy soñando verdad?-dije dando una pequeña vuelta, mirándole a los ojos.
Él puso sus manos en mis mejillas y se fue acercando poco a poco a mi, dando paso a un beso precioso, un beso de verdad, un beso que es capaz de hacer mirar la realidad con otros ojos, un beso que hace que me eleve al cielo y vuele con los ojos cerrados, un beso que hace que hable sin voz, que oiga sin oídos, un beso que hace que ame con solo un corazón.
-¿Sigues soñando?- dijo mirando a mis ojos.
-Espero seguir soñando por muchos años.-dije sonriendo, dándole un pequeño besito en los labios. Él sonrió. Cogí su mano y tiré de ella bajando de las escaleras. Justo debajo de las escaleras, se encontraba una puertecita que daba a un pequeño jardín al que mamá le tenía mucho cariño, había un pequeño cuadrado cubierto de césped, le hice una señal a Justin para que se tumbara en él, yo hice lo mismo. Durante unos minutos mirábamos el cielo, sin descanso, mirando cada rayo de luz que desprendía el sol.
-¿Sabes princesa?- yo solo le miré y sonreí asintiendo.
-Este sitio me recuerda cuando era pequeño, me recuerda a mi antigua casa, la casa en la que ocurrieron millones de cosas, la casa donde aprendí a luchar, la casa donde aprendí a contar, donde aprendí a levantarme, donde aprendí a no perder el equilibrio. -dijo suspirando, algo de dolor se reflejaba en sus ojos.
-¿Echas de menos todo aquello verdad?-
-Sí, no sabes cuanto, pero ¿sabes? No podría vivir sin ellas, sin mis fans, porque ellas son parte de mi día a día, son parte de mi vida, son las que hacen que luche aún más, son ellas, son increíbles.
-Son las mejores personas del mundo, deben estar muy orgullosa de tí.
-En cambio.. me gustaría por unas horas volver a ser yo, volver a ser..-no lo dejé terminar, respondí yo.
-Volver a ser Kidrauhl.-dije yo, perdida en el cielo, él me miró , sus ojos desprendían muchísimo brillo, un brillo especial, el único brillo que podía hacer que me sintiera realmente bien, el único brillo que podía hacer que sonría.
El cielo realmente estaba precioso, despejado, sin ninguna nube al alcance de la vista, el sol brillaba expulsando una temperatura increíble.
-Princesa-dijo él en un tono un tanto.. ¿raro, extraño, preocupado, indeciso?-Bueno.. nada nada.-dijo moviendo la cabeza en señal de negación.
-Justin,... ¿qué querías decir?-dije agarrando su mano.
-No, no me hagas caso, hoy estoy algo... ya sabes.. algo pensativo...y quería..ya sabes.. saber... porque...
-¡JUSTIN!-dije riendo- al grano, sea lo que sea, te escucharé y te ayudaré, lo sabes.
-Pues que, me gustaría saber cosas sobre tí, pero no quiero que te sientas mal cuando hablamos.. de eso-dijo tocando su pelo, señal de que está nervioso.
-Ah... eso-dije evitando que mi rostro cambiase, intentando forzar una pequeña sonrisa e intentar hablar sin soltar una lágrima.- Pues verás, -dije apretándole la mano fuertemente- hace unos años, yo vivía en Sevilla, una ciudad de España. Todo era perfecto, hasta que empecé el instituto, en mi familia, nada iba bien, a mi madre le detectaron una enfermedad maligna, a principios todos estábamos mal, yo simulaba estar bien, pero por dentro estaba realmente desesperanzada, solo tenía ganas de morir -dije suspirando, él me miraba a los ojos, apretando fuertemente mi mano, de vez en cuando una lágrima luchaba por salir de mis ojos, pero antes de que ninguna pudiera salir, los cerraba fuertemente- hasta que encontré el supuesto 'amor adolescente' pero solo resultó ser, una esperanza menos, sentimientos rotos y más dolor para mí, cuando creía que lo había medio 'superado todo', nos anuncian que nos tendríamos que vivir aquí para poder rehabilitar a mi madre de la enfermedad, al principio me lo tomé como una mala noticia, pero fueron pasando los días y en realidad, allí nada eran buenos recuerdos, en poco tiempo mi vida dio un giro de 360 grados, dando paso a una vida pésima, sin ilusiones ni sonrisas, solo existían las pesadillas y las lágrimas. Entonces...-dije suspirando- una tarde, estaba encerrada en mi cuarto como de costumbre, leyendo un libro, mi madre gritó mi nombre, solo sabía dar gritos mientras lloraba, yo bajé llorando también, sin saber que sucedía, ella estaba tirada en el suelo junto a su teléfono móvil, solo cogí el teléfono, alguien me dijo que me calmase, que mi padre había fallecido en un accidente de coche, mi madre seguía llorando mientras gritaba y tiraba de mi, todo se volvió negro, solo veía una imagen, todo lo veía borroso, yo cerré los ojos, tiré el móvil al suelo, empecé a gritar de la rabia y desde ahí, no recuerdo nada más, solo recuerdo que me levanté en un hospital, sin nadie a mi alrededor, solo una señora a la que no conocía de nada, volví a recordar lo sucedido, volví a darme cuenta, que mi padre ya no estaba a mi lado, que ya, nada volvería a ser como antes, empecé a llorar, a tirar de aquellos malditos cables que estaban aferrados a mi, empecé a correr mientras me perdía por aquel gran edificio mientras millones de recuerdos paseaban por mi mente, mientras su presencia se hacía parte de mi, empecé a golpear la pared, derrumbándome. ¿Y sabes? Anduve sola durante meses, mi madre no levantaba cabeza, yo mientras tenía que forzar una maldita sonrisa para que ella no decayera, para poder luchar con su enfermedad, cuando por dentro me sentía vacía, sin nada, me sentía sola y asquerosa, tenía miedo, miedo de no saber vivir. Todos los días yo me culpaba de su muerte. Pero luché, luché por venir aquí sin nada, sin dinero, sin sonrisas, ahora la responsabilidad de mi madre, recaía sobre mí, ahora, la decisión era mía, porque lo perdí a él, pero no, no la voy a perder a ella, no voy a perder a mi madre, a la razón por la que hoy estoy aquí-dije tragando saliva, mientras las lágrimas no paraban de bajar por mi mejilla, un gran nudo se formó en mi garganta, él lo notó, se acercó a mi, me limpió las lágrimas y me besó en la frente.
-Princesa-dijo él en un tono un tanto.. ¿raro, extraño, preocupado, indeciso?-Bueno.. nada nada.-dijo moviendo la cabeza en señal de negación.
-Justin,... ¿qué querías decir?-dije agarrando su mano.
-No, no me hagas caso, hoy estoy algo... ya sabes.. algo pensativo...y quería..ya sabes.. saber... porque...
-¡JUSTIN!-dije riendo- al grano, sea lo que sea, te escucharé y te ayudaré, lo sabes.
-Pues que, me gustaría saber cosas sobre tí, pero no quiero que te sientas mal cuando hablamos.. de eso-dijo tocando su pelo, señal de que está nervioso.
-Ah... eso-dije evitando que mi rostro cambiase, intentando forzar una pequeña sonrisa e intentar hablar sin soltar una lágrima.- Pues verás, -dije apretándole la mano fuertemente- hace unos años, yo vivía en Sevilla, una ciudad de España. Todo era perfecto, hasta que empecé el instituto, en mi familia, nada iba bien, a mi madre le detectaron una enfermedad maligna, a principios todos estábamos mal, yo simulaba estar bien, pero por dentro estaba realmente desesperanzada, solo tenía ganas de morir -dije suspirando, él me miraba a los ojos, apretando fuertemente mi mano, de vez en cuando una lágrima luchaba por salir de mis ojos, pero antes de que ninguna pudiera salir, los cerraba fuertemente- hasta que encontré el supuesto 'amor adolescente' pero solo resultó ser, una esperanza menos, sentimientos rotos y más dolor para mí, cuando creía que lo había medio 'superado todo', nos anuncian que nos tendríamos que vivir aquí para poder rehabilitar a mi madre de la enfermedad, al principio me lo tomé como una mala noticia, pero fueron pasando los días y en realidad, allí nada eran buenos recuerdos, en poco tiempo mi vida dio un giro de 360 grados, dando paso a una vida pésima, sin ilusiones ni sonrisas, solo existían las pesadillas y las lágrimas. Entonces...-dije suspirando- una tarde, estaba encerrada en mi cuarto como de costumbre, leyendo un libro, mi madre gritó mi nombre, solo sabía dar gritos mientras lloraba, yo bajé llorando también, sin saber que sucedía, ella estaba tirada en el suelo junto a su teléfono móvil, solo cogí el teléfono, alguien me dijo que me calmase, que mi padre había fallecido en un accidente de coche, mi madre seguía llorando mientras gritaba y tiraba de mi, todo se volvió negro, solo veía una imagen, todo lo veía borroso, yo cerré los ojos, tiré el móvil al suelo, empecé a gritar de la rabia y desde ahí, no recuerdo nada más, solo recuerdo que me levanté en un hospital, sin nadie a mi alrededor, solo una señora a la que no conocía de nada, volví a recordar lo sucedido, volví a darme cuenta, que mi padre ya no estaba a mi lado, que ya, nada volvería a ser como antes, empecé a llorar, a tirar de aquellos malditos cables que estaban aferrados a mi, empecé a correr mientras me perdía por aquel gran edificio mientras millones de recuerdos paseaban por mi mente, mientras su presencia se hacía parte de mi, empecé a golpear la pared, derrumbándome. ¿Y sabes? Anduve sola durante meses, mi madre no levantaba cabeza, yo mientras tenía que forzar una maldita sonrisa para que ella no decayera, para poder luchar con su enfermedad, cuando por dentro me sentía vacía, sin nada, me sentía sola y asquerosa, tenía miedo, miedo de no saber vivir. Todos los días yo me culpaba de su muerte. Pero luché, luché por venir aquí sin nada, sin dinero, sin sonrisas, ahora la responsabilidad de mi madre, recaía sobre mí, ahora, la decisión era mía, porque lo perdí a él, pero no, no la voy a perder a ella, no voy a perder a mi madre, a la razón por la que hoy estoy aquí-dije tragando saliva, mientras las lágrimas no paraban de bajar por mi mejilla, un gran nudo se formó en mi garganta, él lo notó, se acercó a mi, me limpió las lágrimas y me besó en la frente.
-Tranquila princesa, no volverá a pasar nada más-dijo abrazándome- yo estaré a tu lado siempre, ¿me escuchas? Siempre.
_______________NARRA JUSTIN_____________
_______________NARRA JUSTIN_____________
-Tranquila princesa, no volverá a pasar nada más-dije abrazándola lo más fuerte que pude -yo estaré a tu lado siempre, ¿me escuchas? Siempre.
Y así nos llevamos más de 5 minutos, abrazados, de la manera más sincera que dos personas se puedan abrazar, en silencio, escuchando su respiración agitada, escuchando su débil corazón palpitar rápido, escuchar los gritos de aquel día. De cierto modo, me siento culpable por no haber luchado con ella, por no haber caminado junto a ella, por no haberla levantado. Las personas somos un libro, depende de la fuerza de tus palabras podrás llegar al corazón de las personas o no, depende de la confianza que le regales a esa persona.
Poco a poco, nos tiramos de nuevo en el césped, ella estaba sobre mi pecho, mientras me apretaba fuertemente la mano.
Y así nos llevamos más de 5 minutos, abrazados, de la manera más sincera que dos personas se puedan abrazar, en silencio, escuchando su respiración agitada, escuchando su débil corazón palpitar rápido, escuchar los gritos de aquel día. De cierto modo, me siento culpable por no haber luchado con ella, por no haber caminado junto a ella, por no haberla levantado. Las personas somos un libro, depende de la fuerza de tus palabras podrás llegar al corazón de las personas o no, depende de la confianza que le regales a esa persona.
Poco a poco, nos tiramos de nuevo en el césped, ella estaba sobre mi pecho, mientras me apretaba fuertemente la mano.
(Dale al PLAY→ http://www.youtube.com/watch?v=tg00YEETFzg&feature=mfu_in_order&list=UL ) (Si no te aparece el vídeo y quieres escuchar mientras lee, busca en You Tube: Rihanna - We Found Love (Official Video) ft. Calvin Harris)
-Princesa- rompí esta vez yo el silencio.-no te muevas de aquí, ya vuelvo.
Y no dijo nada, así hizo, yo me levanté y caminé hacia fuera de la casa, abrí el asiento de la moto, y saqué un pañuelo negro, volví a cerrar y entré en la casa.
-Princesa-ella giró su vista e hizo un gesto raro mirando el pañuelo.
-¿Para qué es eso?- dijo sonriendo como siempre lo hace, dejándome atontado.
-Confía en mi.-dije rodeando mis manos sobre su cara, poniendo el pañuelo justo sobre sus ojos, impidiendo que pudiese ver nada.
-¿Ves?- dije pasando mis manos por delante de sus ojos.
-Nada de nada-dijo ella sonriendo, alzando sus manos para ver que tenía justo en frente.
La cogí en brazos, ella rió, caminé hasta la puerta, cogí las llaves como pude y cerré de un portazo. Ella volvió a sonreír, anduve hasta la moto, la senté sobre ella, yo me senté justo delante, puse sus brazos rodeando mi cintura.
-Princesa, agarrame muy fuerte.
-Así lo haré príncipe.-dijo poniendo apoyando su cabeza sobre mi espalda.
Yo arranqué la moto, y empecé a perderme por aquellas grandes calles.
Y no dijo nada, así hizo, yo me levanté y caminé hacia fuera de la casa, abrí el asiento de la moto, y saqué un pañuelo negro, volví a cerrar y entré en la casa.
-Princesa-ella giró su vista e hizo un gesto raro mirando el pañuelo.
-¿Para qué es eso?- dijo sonriendo como siempre lo hace, dejándome atontado.
-Confía en mi.-dije rodeando mis manos sobre su cara, poniendo el pañuelo justo sobre sus ojos, impidiendo que pudiese ver nada.
-¿Ves?- dije pasando mis manos por delante de sus ojos.
-Nada de nada-dijo ella sonriendo, alzando sus manos para ver que tenía justo en frente.
La cogí en brazos, ella rió, caminé hasta la puerta, cogí las llaves como pude y cerré de un portazo. Ella volvió a sonreír, anduve hasta la moto, la senté sobre ella, yo me senté justo delante, puse sus brazos rodeando mi cintura.
-Princesa, agarrame muy fuerte.
-Así lo haré príncipe.-dijo poniendo apoyando su cabeza sobre mi espalda.
Yo arranqué la moto, y empecé a perderme por aquellas grandes calles.
(...)(Media hora más grande)
Estaba subiendo la cuesta del monte, el aire daba en la cara, haciendo que sintiera miles de sensaciones, entre ellas libertad, podía despejarme de todo haciendo esto, normalmente lo hacía, cuando me sentía demasiado sobrecargado, triste y sobrecargado, ahora lo quería compartir con ella, con la persona más especial del mundo.
-¿Lo sientes?-dije gritando, mientras aumentaba la velocidad.
-¡Esto es increíble!-dijo gritando, mientras subíamos la cuesta y el aire rebotaba sobre su pelo. Ella, soltó sus manos de mis caderas, alzándolas al aire, yo sonreía, ella agitaba su pelo, la velocidad aumentaba, el aire también, todo era mágico, todo era increíble, la sensación de libertad era cada vez mayor.
Sentir como expulsas todos tus miedos, todos tus temores y todos tus sentimientos dañinos, sentir como en cada segundo que pasa te sientes mejor no solo contigo mismo, sino con las personas que te rodean también, sentir como todos tus malos momentos poco a poco desaparecen para dar paso a los buenos, sentir la palabra 'amor' con todas sus letras.
Estaba subiendo la cuesta del monte, el aire daba en la cara, haciendo que sintiera miles de sensaciones, entre ellas libertad, podía despejarme de todo haciendo esto, normalmente lo hacía, cuando me sentía demasiado sobrecargado, triste y sobrecargado, ahora lo quería compartir con ella, con la persona más especial del mundo.
-¿Lo sientes?-dije gritando, mientras aumentaba la velocidad.
-¡Esto es increíble!-dijo gritando, mientras subíamos la cuesta y el aire rebotaba sobre su pelo. Ella, soltó sus manos de mis caderas, alzándolas al aire, yo sonreía, ella agitaba su pelo, la velocidad aumentaba, el aire también, todo era mágico, todo era increíble, la sensación de libertad era cada vez mayor.
Sentir como expulsas todos tus miedos, todos tus temores y todos tus sentimientos dañinos, sentir como en cada segundo que pasa te sientes mejor no solo contigo mismo, sino con las personas que te rodean también, sentir como todos tus malos momentos poco a poco desaparecen para dar paso a los buenos, sentir la palabra 'amor' con todas sus letras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario